A pesar de las
numerosas investigaciones que se han realizado a lo largo de los años sobre la
psicología, todavía existe un gran debate entre la herencia y el ambiente,
donde se deja de entredicho bastantes preguntas sin contestar: ¿Qué es lo que
marca el desarrollo de un niño?, ¿se trata de componentes genéticos o de
influencia cultural? Es decir, una contraposición entre la influencia del
ambiente respecto a la maduración.
El caso de Genie fue considerado como el descubrimiento más
importante de la neurociencia, y rápidamente provocó una gran fascinación
social que recorrió todos los medios. En él se demostró que el ser humano no
sólo se basta de su componente genético (herencia o maduración) para su
desarrollo, sino que también necesita del ambiente, de la exposición
del niño a la sociedad. Se demostró pues, las múltiples repercusiones que tiene
el ser humano si se le aisla socialmente. Científicamente, el caso de Genie
permitió investigar sobre dicho debate entre herencia-ambiente.
Esta niña fue forzada por sus padres a vivir apartada
del mundo, sin exposición alguna al ambiente que nos rodea, privándola de la
capacidad social, el lenguaje y todo lo que esto conlleva. Pero aún más, se le
privó de su libertad. Había estado separada de la sociedad, un hecho
irreparable. Por encima de cualquier otro derecho, está el derecho a la
protección de la persona, no obstante, este aspecto no solo fue descuidado por
sus padres, sino que después de haber estado encerrada durante su infancia,
tampoco se tuvo en cuenta la integridad de la persona, sino que se priorizó el
éxito profesional al querer realizar con ella múltiples estudios e
investigaciones. Se habían olvidado del bienestar de Genie, una historia tan cruel
como real.El caso de Genie se conoce también como el “experimento prohibido”
puesto que no es éticamente moral que un ser humano sea limitado únicamente con
la finalidad de investigar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario