Después de un mes bajo la lectura del libro “Aprendizaje y
enseñanza en el siglo XXI” he podido reflexionar sobre la educación y su
proceso, y por tanto extraer mis propias conclusiones.
Bajo mi punto de vista, enseñar y aprender no comprenden dos
definiciones separadas, sino que forman un mismo conjunto. Así pues, hablamos
de proceso de enseñanza-aprendizaje
como el fin de la educación, donde no se tienen tan en cuenta los resultados,
sino también el proceso que se lleva a cabo. De esta manera intento explicar
que no hay alguien que enseña (profesor) y alguien que aprende (el alumno),
sino que, al igual que en ECAA, aprenden todos los agentes implicados en el
proceso de enseñanza-aprendizaje, siendo todos ellos quienes asumen el control
y responsabilidad.
En cuanto a los contenidos
que deberían aprender mis alumnos, considero que no sólo han de ser
conceptuales (estudio de la materia), sino que han de desarrollarse también
desde una perspectiva actitudinal y procedimental. Relacionado con esto, el conocimiento tiene estar enfocado de
una forma global, enfocando problemas de la vida real. De esta manera les
resultan contenidos familiares, se muestran más motivados y cercanos, son
capaces de aplicarlos a la vida diaria y el proceso de enseñanza-aprendizaje es
más óptimo.
Así mismo, las actividades
han de ser lúdicas y participativas donde el alumno se sienta agente activo de
su propio proceso de enseñanza aprendizaje. De esta manera, el profesor no les
deja solos, sino que ha de guiarles en este proceso. Es decir, tiene que darles
una retroalimentación y evaluarles,
pero no sólo en los resultados obtenidos, sino en todo el proceso de
enseñanza-aprendizaje.
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