En el modelo de una Enseñanza Centrada en el Alumno y su Aprendizaje (ECAA), la evaluación, al
igual que las actividades, ha de ser auténtica. Tiene que garantizar el grado
de adquisición del conocimiento, su comprensión y el nivel de aplicación de las
estrategias de aprendizaje.
Es tendencia que los profesores no se encuentren
cómodos con este tipo de evaluaciones y tiendan a utilizar las tradicionales
medidas estandarizadas.
Todavía no soy profesora, pero me
gustaría dar un ejemplo de lo que es para mí la evaluación y qué tipo de
medidas emplearía:
Para empezar, una buena evaluación ha de basarse en problemas de la vida
cotidiana, que a los alumnos les resulte
familiar, y por tanto, útil. Han de ser capaces de integrar los conocimientos
teóricos y ponerlos en práctica en la vida diaria. El profesor no sólo tiene
que tener en cuenta los resultados, sino todo el proceso que cada alumno lleva
a cabo para conseguir dichos resultados. Así pues, no nos basta con evaluar los
resultados al final de la tarea, sino que tiene que darse una evaluación
inicial previa, una evaluación durante se realiza, y una evaluación de los
resultados finales.
En el área de Matemáticas convendría
realizar problemas que al alumno le resulte familiar, cercano. A la vez que
tenga que aplicarlo a su vida cotidiana. Así por ejemplo, en la propia aula se
puede aplicar el concepto de la suma y la resta simulando la compra en un
supermercado, o los porcentajes para comprarse ropa en un centro comercial,
etc. Se trata de hacerles ver que todo aquello que aprenden en las aulas les
sirve para aplicarlo en la vida real.
Conozco un caso en el que un niño
presentaba severas dificultades para realizar
problemas con multiplicaciones. Así pues, la profesora decidió hablar con los
padres para conocer los gustos del niño. Resulta que dicho alumno tenía una
gran devoción por el Osasuna. La profesora, muy astuta, preparó ejercicios de
problemas personalizados para él, donde
el contexto era el fútbol y los protagonistas los jugadores del Osasuna,
los cuales conocía “de cabo a rabo”. Y así fue cómo la profesora consiguió que le gustara realizar problemas de matemáticas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario